jueves, 10 de marzo de 2011

Sueños y Deseos

 Salí al balcón y me tendí en la cornisa, a contemplar el cielo y las estrellas, yo, yo que poseo la magia para crear mis propias estrellas, quedé fascinada con las hermosas luces titilantes que adornaban el firmamento. ¿Por qué extraño capricho habían sido creadas? ¿Por qué iluminaban el cielo en las noches? ¿Por qué los mortales deseaban tanto conocerlas y les habían puesto nombres y números?
Siempre creí que nosotros, seres mágicos y étereos, eramos los únicos con derecho a poseerlas, pero los mortales también las anhelaban, las nombran en sus canciones, las ofrecen a sus amadas, las buscan para regresar a salvo a su hogar.
Las miré una vez más, siempre quise ser una estrella, pero mi destino es otro. Mi sueño siempre fué brillar con luz propia. Pero mi destino es otro.
Escucho la voz de los mortales cuándo susurran a las estrellas fugaces el deseo oculto de su anhelante corazón...  y deseo hacerlo mío.
¡Deseo aquello que ellos anhelan!
El amor de otro ser que los acompañe en los senderos de la vida.
La caricia de una mano que los reconforte.
La palabra de alguién que los anime.
Y aquello tan deseado por todos : los labios apasionados de aquel corazón que late al mismo ritmo que el de ellos!!!
Pero no... eso para mí, se ha negado.
Soy fuente de luz y sabiduría. 
Portadora de la antigua magia de Antaria.
Protectora del equilibrio de las fuerzas cósmicas.
Soy aquella que protegerá los reinos místicos.
Soy Ardala, la Gran Sacerdotisa. 

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